La vorágine del mundo de hoy lo devora todo. Se vive rápido, todo es inmediato y desechable. Se quieren resultados para hoy y no alcanzan las horas del día para lograr lo agendado. Y las semanas son demasiado cortas para disponer de esos minutos tan necesarios para reflexionar sobre lo que pasa con el cuerpo y las energías.

Soluciones para este problema las hay y bastante diversas. Desde pastillas energizantes y tratamientos de acupuntura, hasta los escasos, pero ansiados, años sabáticos. Pero no todas estas alternativas están respaldadas por estudios médicos que avalen su efectividad y algunas sólo tienen resultados a corto plazo. Atacan el síntoma; no la enfermedad. Se debe ir al fondo del asunto y descubrir que las soluciones al cansancio y la ansiedad están dentro de cada uno. Lograr el equilibrio interno y conquistar cierta tranquilidad es una tarea personal. Tarea de cada uno.

Y para ello, qué mejor que la receta de un sabio de la cultura milenaria china, el maestro Yang Jwing Ming, uno de los máximos representantes del QiGong o "yoga chino". Viene a Chile del 7 al 9 de diciembre para enseñar su método, uno que combina suaves movimientos con una concentración mental y ejercicios respiratorios, y que logra aumentar la energía vital de cualquier mortal. Estará en la Casona de Las Condes, en el Seminario Internacional de QiGong, oportunidad que aprovecharán expertos y no tanto para instruirse en la metodología del Maestro Ming.

La medicina tradicional china, vigente hace más de 3.000 años, considera al cuerpo como un todo y cuando algo lo afecta o lo deteriora, es porque existe un desequilibrio total en él. El QiGong (léase Chi Kung) es una cura que no busca ponerle fin a un síntoma específico a través de un tratamiento convencional. La solución, según éste, se logra a través del restablecimiento del equilibrio corporal. ¿Cómo? Llevando una vida sana, una buena nutrición y una exigente rutina de ejercicios respiratorios y meditación.

Las artes milenarias chinas existentes desde el año 1000 a.C no son pocas. Todas buscan dar soluciones a un estilo de vida agitado y, a su manera, pretenden devolver algo de la armonía y la tranquilidad que aún conserva el cuerpo por antonomasia. Así como la tiuna (masaje corporal chino), el feng shui (utilización de la energía cósmica de nuestro entorno) y el tai chi (meditación en movimiento), el QiGong es una herramienta notable más. Para los chinos, es considerado incluso un arte, pues empezó como una danza que ayudaba a fortalecer los músculos y a mejorar la respiración, pero al evolucionar de la mano del budismo, el taoísmo y las artes marciales, se perfeccionó y se convirtió en un trabajo que regula y estabiliza la energía interna.

Los beneficios...

El QiGong también se utiliza para lograr la relajación espiritual, para meditar, para el entrenamiento físico y para las lesiones lumbares tan propias del ciudadano común. Para quienes practican artes marciales, por ejemplo, les sirve para aumentar la fuerza y vigor frente al enemigo. Y uno de sus efectos más insospechados está en la educación: esta metodología es usada en las escuelas de China, Bélgica y Estados Unidos, como un medio de mejorar la concentración y la memoria de los estudiantes.

La propuesta es simple. La "energía" o "Qi" -como se le conoce en Oriente- circula alrededor de todo el cuerpo a través de diversos canales a los que se les denomina meridianos, los que van revitalizando e inyectando salud a los cansados y deteriorados órganos. El "Gong" hace lo suyo en lo que se refiere a la práctica misma, ya que significa "trabajo que requiere de esfuerzo, tiempo y dedicación". La mezcla de ambos conceptos requiere inevitablemente de una cuota de actitud para trabajar la energía y cargarse de vitalidad.

Esta disciplina fortalece a los órganos, mejora la circulación sanguínea, ejercita los huesos, vigoriza los músculos y las articulaciones y promueve la relajación del cuerpo, al disminuir notablemente los índices de estrés y de ansiedad tan propios de la vida diaria. En resumen, optimiza, al estilo oriental, la deteriorada calidad de vida.

Esta cura milenaria se ha utilizado como tratamiento efectivo en enfermedades como el cáncer, la diabetes y la regulación de los índices corporales como la presión y el nivel de colesterol de la sangre. Desde Boston, EE.UU., el reconocido maestro Yang Jwing Ming aclara: "Este método está perfectamente habilitado para mantener una buena salud, pero claramente no está capacitado para reemplazar en un 100% a la medicina occidental, sobre todo, en la curación de infecciones. El QiGong cumple un rol preventivo eficaz, mejorando la calidad de vida y que evita los daños colaterales que traen los medicamentos comunes".

Frente a la necesidad de haber practicado algún tipo de yoga previo, Ming afirma que no necesariamente se requiere de una experiencia previa, aunque reconoce que existen ciertas similitudes con los ejercicios de elongación comunes. Una vez que el método pasa a formar parte de la vida de las personas, éstas deben cambiar hábitos nutricionales, de sueño y de los ejercicios convencionales para alcanzar un nivel profundo de desarrollo. Es necesario, además, empezar a practicar habitualmente ejercicios espirituales y de meditación. "En un principio, significará un esfuerzo dejar ciertos hábitos (como fumar, beber alcohol, comidas ricas en grasas) y será un esfuerzo también asistir a seminarios y clases, pero una vez asimilada esta práctica, las personas se sentirán capacitadas para practicarla de manera independiente. Será parte de sus rutinas", dice Ming.

El Maestro...

Dr. Yang, Jwing-Ming

Dr. Yang, Jwing-Ming

A sus 60 años, el maestro Yang Jwing Ming es quien más sabe de equilibrio interno y energía vital.

El Taiwan de 1946 fue la cuna de quien es hoy el gurú del arte del QiGong a nivel mundial. Este método ha ido haciéndose cada vez más popular, ya que antes sólo estaba reservado para los maestros. Sabio como pocos y experto desde los 15 años en artes marciales como el kung fu (defensa personal), tai chi y el chang chuan (boxeo Shaolin), entre otros, a sus 60 años, el maestro Yang Jwing Ming es quien más sabe de equilibrio interno y energía vital. Doctor en física de la Universidad de Tamkan de Taipei, Taiwan, y doctor también en ingeniería mecánica de la Universidad de Purdue, Indiana, EE.UU., Ming es considerado una de las máximas autoridades mundiales en el QiGong, además.

Desde 1982 dirige la Yang’s Martial Arts Association (YMAA), una escuela pionera en el intercambio cultural entre la medicina tradicional china y la occidental, y cuya sede está en Boston, EE.UU. Otras 60 escuelas más están repartidas en todo el mundo. Chile cuenta con una sede.

Desde el centro sede, Ming señala que el QiGong está emparentado con el yoga tradicional, pero aclara que de todas formas existen diferencias importantes. "De partida, el QiGong es chino y la yoga es de origen hindú. Segundo, la práctica de esta disciplina incluye las ramas médicas, filosóficas, marciales y religiosas, siendo la acupuntura y el tratamiento con hierbas, por ejemplo, el QiGong médico; los ejercicios marciales, de la rama Marcial, y la meditación espiritual y la búsqueda de la iluminación, parte del QiGong religioso. Por último, es importante determinar que no es pura yoga en su conjunto", comenta el experto.

Para Ming, los beneficios de este arte chino son precisamente esos: "que las áreas en las que interviene el QiGong (medicina, filosofía, religión y artes marciales) brindan importantes beneficios a la salud mental y física, a la curación de enfermedades, al cultivo de una mayor longevidad, y contribuyen a un mejoramiento a nivel espiritual, ya que a través de los ejercicios de meditación, las personas logran entender cuál es el verdadero significado de la vida", indica.

Los seguidores de Ming, quien ha escrito más de 30 libros y producido 50 DVD traducidos a 12 idiomas, lo consideran un maestro en todo sentido. "Es carismático, cercano, cariñoso y actúa como cualquier persona normal", comenta Daniel Chadud, discípulo chileno de Yang Jwing Ming y encargado de traerlo a nuestro país. Chile será la única nación que visite en Sudamérica y luego partirá a Doha, en Qatar. Después de completar su última gira, el maestro desaparecerá. ¿La razón? Luego de haber estudiado durante 35 años y haber visitado las más de 60 escuelas afiliadas alrededor del mundo, él consideró importante formar a un grupo acotado de personas. Precisamente, después de esta gira, ya habrá escogido a 15 candidatos con los que se recluirá por los próximos 10 años. Tiempo suficiente para que se hayan convertido en los próximos maestros.

Los privilegiados...

Training at the Retreat Center

Training at the Retreat Center

Esta milenaria cura ha sido utilizada como tratamiento efectivo en enfermedades como el cáncer y la diabetes. También ayuda en el control de los índices corporales como el colesterol y la sangre.

La sede de la YMAA de Boston, ubicada bajo las sombras de un imponente bosque de secuoyas, es donde el maestro está llevando a cabo el proceso de selección entre más de 300 postulantes a esta mística experiencia. Los contemplativos alumnos, cuales pingüinos, deberán superar estrictas pruebas de rigurosidad mental y física, además de un período de entrenamiento previo de dos semanas. A la hora de elegir, el maestro evaluará que el postulante tenga la voluntad para asumir el intenso desafío de dedicarse 10 años al proyecto. Además, deberá tener un cuerpo fuerte y saludable y un reconocido talento en las artes marciales.

Y el proceso ha ido avanzando. "Ha sido exitoso. Ya tengo alrededor de 10 posibles candidatos dispuestos a convertirse en maestros, y a fines de febrero espero tener la nómina de los 15 seleccionados. El único problema que hemos tenido que enfrentar ha sido el financiamiento de nuestro proyecto, ya que todavía nos hacen falta recursos para llevar a cabo la misión en su totalidad", confiesa Ming.

Este intenso plan de perfeccionamiento estaría comenzando en agosto de 2008 y, en 10 años, los discípulos se graduarían como maestros expertos en QiGong, kung fu, meditación y tai chi, entre otras disciplinas. "Después de eso, tendrán una nueva vida, un cuerpo mucho más saludable y una gran fuerza mental", señala.

En Chile existen centros y personas que realizan cursos, pero resulta indispensable asegurarse que los instructores y maestros cuenten con el respaldo necesario que avale sus conocimientos. Existe además un importante material audiovisual del mismo Ming, que reemplaza una clase en vivo. Tal como lo propone el maestro Yang Swing Ming y al parecer, como todo en la vida: es cuestión de actitud.